Salud a todos, ¡Felíz Año Nuevo!
jueves, 31 de diciembre de 2009
275 Año Nuevo
Por un año más que pasa, con sus cosas buenas y las no tan buenas; por aquellos que se nos fueron, los que llegaron a nuestras vidas y quienes están siempre con nosotros, de una manera u otra. Por los ciclos que se abren y se cierran y por los sueños que nos hacen seguir.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
lunes, 21 de diciembre de 2009
273 TODO Bach
Tengo una amiga que solía decir que "los niños ahora nacen con plug integrado", haciendo referencia a lo que ha avanzado la tecnología que alcanza los hogares y cómo ha cambiado entre generaciones. Ahora que nació su primer hijo se me ha olvidado preguntarle, cuando chateo con ella desde el otro lado del mundo, si él nació con bluetooth o algo parecido.
Los humanistas solemos tener una relación extraña con la tecnología, quizá porque nos percatamos que en éste mundo 'hiperacelerado' la adaptabilidad del hombre no siempre coincide con el avance tecnológico y que en ese avance a veces perdemos en cultura.
El hecho de escribir aquí es una muestra positiva de asimilación y sinceramente me da curiosidad ver cómo evoluciona el fenómeno de las bitácoras.
Una variante que todavía me provoca un sentimiento ambiguo es el de los microblogs, o el famoso twitter que ya conocemos. Tengo una cuenta pero soy más que nada un curioso, un voyeur de la "'información' 'inmediatizada'"(comillas en 'información' y también en 'inmediatizada', nótese). Apenas abrí la cuenta por un artículo que leí de Jordi Soler y me inscribí en su sitio solo por el morbo de ver en esa dimensión a ese señor que siempre me ha sorpendido por su actividad precisamente "multidimensional". Para mí es un locutor excelente que se convirtió literato y que pasó de la poesía a los cuentos y luego a las novelas. Que escribe artículos en línea para diversos diarios de los dos lados del Atlántico, que tiene una página en el ciberespacio, la cual incluye una bitácora y además ahora juega con twitter.
El caso es que quería llegar a ese punto para hablar del iPod que vino a dar a mis manos recientemente, del cual tenía muchas dudas (y sigo teniendo) pero que con sus 64 Gb de memoria me ha ido ganando poco a poco. El caso es que esos gigabites traducidos en capacidad para almacenar música resultan una barbaridad. Por ejemplo, aquella estación de radio en la cual trabajaba Jordi Soler y que se llamaba Rock 101 -y de la cual ya he hablado un par de veces aquí-, tenía una lista básica de unas 250 canciones, es decir, las que siempre se escuchaban todos los días de base, además de las que incluyeran en la programación de cada día. Y es que la estación tenía como temática el rock clásico y si uno analiza esa lista aproximada, no hay muchos más "clásicos" que falten. Así que 'me bajé' la lista de internet y con todos los albums que he ido convirtiendo en Mp3/Mp4 a través de éstos años, no me faltaron más de 50 canciones para juntar toda la programación regular de una estación de radio. Sobra decir que en la memoria del aparato del tamaño de la palma de la mano de un niño, y que cabe cómodamente en la bolsa de los jeans, todo ese rock desde Aerosmith hasta Frank Zappa no ocupó prácticamente nada.
Casi me asustó darme cuenta que ahí cabe TODO Bach y no sé cuantas cosas más. Me pareció sumamente superfluo y casi irrespetuoso hacer eso a Bach, por lo cual me limité a transferir mi selección de preferidos, que no es pequeña.
No me he animado a transferir video ahí, porque insisto, digiero la tecnología de a poco, pues yo no nací con bluetooth incluído.
Por ahora con "la cháchara", -como hemos bautizado al iPod-, tengo una relación de respeto, desconfianza y fascinación. Para purificarme corro a escribir cartas navideñas a mano y pluma fuente, y con timbres adheridos "a la antigüita".
Además en París siempre hay conciertos en vivo en ésta época.
jueves, 17 de diciembre de 2009
272. Dedos
Tuve un examen difícil y le decía a un amigo que esperaba obtener por al menos un 10. Eso creo que para el resto del mundo no francófono es algo poco comprensible. En el sistema educativo francés se califica sobre veinte, de tal manera que la calificación mínima para aprobar es diez, lo cual aunque suena generoso, solo es lógico pues el "20" es prácticamente hipotético, si he entendido bien, en la práctica esa es una calificación que no se usa y ha de obedecer a la idea de que todo es siempre perfectible.
Pero independientemente de lo interesante (o totalmente inútil) que pueda ser reflexionar sobre los métodos de evaluación académica, lo que deseo resaltar es la cifra "20".
Para los franceses (pero no para los belgas), "ochenta" se dice "cuatro veintes"; "noventa" es "cuatro veintes y diez"; y con la misma lógica "setenta" es "sesenta y diez", pues 60 es múltiplo de 20 pero no 70. Eso claro, hace pensar que los galos contaban de veinte en veinte y no de diez en diez, y que de alguna manera lo siguen haciendo.
En México todos sabemos que las culturas mesoamericanas también tenían un sistema vigesimal, pues en la primaria a todos nos enseñan los números mayas, además de los romanos y evidentemente los arábigos. Irónicamente cuando viví en el Medio Oriente tuve que aprender los números indios pues los árabes ¡no cuentan con números arábigos!
Pero para no desviarme del asunto, parece ser que hubo varios sistemas vigesimales en el mundo (no sé si todavía los haya) y que fue el decimal el que finalmente se impuso. Creo que los humanos contamos instintivamente con la lógica: unidad/grupo de cinco (no sé como se diga)/decena/veintena. Eso evidentemente porque tenemos veinte dedos, distribuidos en 5, 10 y 20. Me pregunto si el uso del calzado tuvo que ver con el abandono de los sistemas vigesimales, o simplemente siempre fue más fácil contar de diez en diez, incluso para los exámenes...
domingo, 13 de diciembre de 2009
271.
En la lengua egipcia clásica, el verbo "oler" significa también "besar", y son ese tipo de cosas que nos hacen pensar acerca de cómo era el hombre hace miles de años y cómo somos ahora.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)