martes, 22 de julio de 2014

255. Quiet days in Clichy o la improbable libertad de no tener un duro en la bolsa





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MILLER, H., Quiet Days in Clichy, Paris, Olympia Press, 1956
 En español:
Días tranquilos en Clichy, Barcelona, Edhasa, 1956 (reeditada en 2011 )




 Onetti quien podía ser en sus artículos un crítico duro, pero al mismo tiempo entretenido y ácidamente divertido, en los años 70s decía que el mundo literario, especialmente de habla inglesa se había llenado de vulgares y mediocres émulos de Henry Miller, con historias llenas de excremento y pornografía. No es difícil darse cuenta que tomaba como ejemplo pricipal a Bukowski y con él se refería de paso a todos los demás. Aclaraba, eso sí, que HM cuando quería podía demostrar talento -a diferencia, claro, de sus imitadores-.
 Como tengo pendientes libros de Bukowski y de Onetti, voy a dejar para otro día el asunto que bien puede dar para unas cuantas líneas de divagación y hasta de imaginaria reconciliación. El detalle, además, está en el talento que percibía el uruguayo en Henry Miller y que viene al caso con el librito del que quiero hablar.
 Suelo pasear a mi perro por la avenida Anatole France de Clichy. Ahí en el No.4, al lado de la puerta de uno de esos edificios de entreguerras para clase trabajadora un poco feos y típicos de banlieue parisina hay una placa que se pasa fácilmente por alto y la cual dice que HM, "écrivain américain" vivió ahí entre 1932 y 1934.
 Quiet Days in Clichy se inspira libremente en ésta época, cuando vivía con su amigo Alfred Perlès -a quien llama "Carl" en la novela- en los suburbios parisinos. HM escribió en Clichy Black Spring, la segunda en publicarse después de Trópico de Cancer y antes de Trópico de Capricornio. Quiet Days tardó más tiempo en cocinarse, de hecho la tuvo que ser reescrita para que finalmente la publicara Olympia Press, la misma editorial parisina en lengua inglesa que sacara a la luz por primera vez Lolita de Nabokov. Como es fácil comprender, la existencia de éste tipo de casas de edición en Francia se debía a la censura en otros países de morales más puritanas.
 El libro está dividido en dos partes, la primera escrita en NY, la segunda en Big Sur, años después cuando recupera el manuscrito perdido. Las dos secciones son inconfundiblemente del estilo de Miller, la primera parte es cercana a Trópico de Cáncer, en la segunda encontramos un HM más sentimental y hasta blando, pero que como es de esperarse se redime en cinismo en una buena bacanal al final del libro.
 Como todas sus obras, contiene pequeñas joyas, esas mismas a las cuales supongo se refería Onetti cuando hablaba de "mostrar talento". Sus descripciones de París van más allá de lo anecdótico o de lo curioso. Encontré una reflexión estética maravillosa, una observación en donde el escritor y el pintor -Miller pintaba- están en equilibrio:
 "Paris, as everyone knows, is preeminently a grey city [...] In France the range of greys is seemingly infinite; here the very effect of grey is lost"
 Montmartre y la Place de Clichy, el café Wepler en el tiempo en el cual había prostitutas regularmente y no era la ostrería cara que es hoy. También los Campos Eliseos. Un muestrario de la capital francesa en los 30s vista a través de los ojos de éste escritor iniciático.
 Mi último comentario es sobre el título de la entrada: Los días en Clichy del protagonista transcurren a veces sin un solo duro en la bolsa. Cuando le cae algo al bolsillo puede que se lo gaste en libros, o que se lo dé de buen corazón a alguna chica en apuros. Cuando tiene suerte, cuenta monedas para pagarse algo sabroso de comer, pero la impresión que siempre me da es que la falta de dinero lejos de limitarlo, le da una libertad inesperada.
 Aqui dejo un par de fragmentos sin relación como canapés:

"I paid little attention to anything except her eyes, which were hazel and extemely beautiful. The reminded me of someone, someone I had once been in love with. Who it was I couldn't recall at the moment."

"She talked wildly, frantically, against a fatality that was overpowering. Whoever she was, she no longer had a name. She was just a woman, bruised, badgered, broken, a creature beating its helpless wings in the dark."