****/5
1a ed. (en sueco):
Sjöwall, M. y P. Wahlöö, Roseanna, Estocolmo, Norstedts Förlag, 1965
traducción del sueco al español:
Barcelona, RBA libros, 2013 (Serie Negra)
serie: Martin Beck No.1
clasificación: novela policiaca
Sjöwall, M. y P. Wahlöö, Roseanna, Estocolmo, Norstedts Förlag, 1965
traducción del sueco al español:
Barcelona, RBA libros, 2013 (Serie Negra)
serie: Martin Beck No.1
clasificación: novela policiaca
Las modas literarias son sin lugar a dudas productos comerciales, pero como tales responden a contextos sociales. El nuevo "boom" de la literatura policiaca, especialmente en su modalidad "negra" debe, en mi opinión a una tolerancia o una cierta propensión del lector a un subgénero con una buena dosis de violencia, con más acción que profundidad reflexiva, personajes tipo (el detective serial) y variantes estructurales limitadas.
Ésto que puede parecer una crítica despectiva y añeja viene al caso porque si bien lo anterior es verdad hasta cierto punto, el subgénero ha sido un buen foro para expresar críticas sociales. Maj Sjöwall y Per Wahlöö * se encuentran en la génesis de la marea literaria negra escandinava tan recurrida hoy en día. Militantes de izquierda convencidos, tenían la intención de proyectar la imagen de una Suecia en los años 60s que no era el paraíso imaginado por muchos.
Se trata, digamos, de la decepción de una utopía más, del murmullo del edén que se va escurriendo irremediablemente entre las esclusas de la hidrografía nórdica y que va dejando cadáveres como el de la turista norteamericana Roseanna MacGraw, joven, solitaria, de un atractivo bastante mediano, y liberada (con todo y las piernas sin rasurar). Una turista estadounidense vista (y "asesinada") por dos suecos de los 60s pues.
En la primera novela de varias que escribieron juntos, una máquina de escribir frente a la otra, el matrimonio de escritores nos presentan al detective Martin Beck con su equipo. Aparición para la posteridad y para ser subsecuentemente emulados incontables veces, como bien sugiere Henning Mankell en el prólogo escrito cuarenta años después.
Génesis de paraíso perdido, pero aun con todo y el crimen, la sociedad ahi dibujada sigue teniendo un aura de inocencia primigenia. Incluso el asesino, en una especie de personalidad dividida, cree rebelarse contra la impureza de la modernidad, contra su inmoralidad.
Desde su muy particular enfoque, trata de evitar el salto a una sociedad diferente. Tiene una personalidad con dos caras, como una novela con dos autores, una es la de un hombre tímido, pacífico, aburrido, inmerso en la rutina urbana diaria, que pasa tiempo frente a la "caja tonta" -expresión muy de la época para la tv- y por otro lado el asesino explosivo, fugaz y terrible que canaliza en violencia todos los miedos y frustraciones del otro aspecto de la misma persona. No es una personalidad doble típica de Hollywood, pues hay una continuidad en las acciones de las dos facetas: El "tranquilo" se pasea una y otra vez en el barrio de la próxima víctima, merodea como depredador y al mismo tiempo se obsesiona hasta sacar al "violento" de su frasco psicológico. Después niega y se asusta de si mismo, hasta que por fin en un respiro liberador para el lector, el narrador, los policías y el asesino, canta lo que ya todo el mundo sabe pero que necesita confirmar a través de la confesión.
El asesino Folke Bengtsson es probablemente una de las metáforas de la sociedad sueca que presentan Sjöwall y Wahlöö: Algo que no es lo que parece, que se asusta de lo que es capaz y de los cambios que percibe como una amenaza personal.
El paraíso desdibujado de los abuelos marxistas de la novela policiaca escandinava no tiene teléfonos celulares ni ordenadores portátiles; un crimen es noticia nacional y los detectives invierten todos los recursos posibles para descifrar la incógnita hasta lograrlo. Edén "de época", lectura "retro" para el mundo de hoy. Hito literario para los amantes del [sub]género, buena lectura para dias lluviosos.
* Pronunciado algo así como "mai jievál" y "per vaalé"