El Año Nuevo es un asunto de "borrón y cuenta nueva" como dicen de donde yo vengo. Y es que la naturaleza tiene ciclos y nosotros también. La conclusión y renovación de ciclos es también una cuestión de hacer las paces con la creación y darle al mundo (y por lo tanto a uno mismo) una oportunidad nueva, aunque la vayamos a desperdiciar como hicimos otras veces. Por sanidad mental dejamos la agenda del año pasado y comenzamos una nueva, en blanco.
Somos un microcosmos que refleja lo que ocurre en el universo, danzamos como Shiva, destruyendo y creando en cada vuelta, mudamos de piel como la serpiente y jugamos un poco a ser inmortales.