Aprovechando que los Juegos Olímpicos serán en Beijing, se antoja platicar sobre algunas cosas en ese país del "lejano oriente", o quizá la única razón es que ayer fui a cenar comida china y he dormido con una gran sonrisa.
Cuando nos dicen que la lengua más hablada en el mundo es el mandarín, lo pensamos dos veces y después concluímos que debe ser cierto, pues la población china, no solo dentro del aquel país sino en el mundo alcanza cifras que rayan en lo extravagante.
Un país con mil doscientos millones de personas tiene que tener características diferentes a todos los demás países y eso queda claro, y si les queda duda, piensen en la India que tiene el segundo lugar en población y verán que también es un país fuera de serie.
Pero lo que hoy quiero tratar es relativo a la política de un solo hijo. Resulta casi una obviedad dicha política, pues ningún país se puede dar el lujo de dejar que el número de habitantes siga creciendo exponencialmente cuando ya es el más [sobre]poblado de este pequeño planeta. Ninguna economía lo resistiría, ni los recursos naturales alcanzarían. Si añadimos el carácter autoritario del régimen chino, concluímos con gran naturalidad que la política de hijos únicos no tiene nada de raro, pues es necesario no solo detener el crecimiento, sino incluso reducir la población: dos padres, un solo hijo.
Tenemos entonces: sobrepoblación + régimen autoritario, y agreguemos el factor ecnómico: expansión acelerada, apertura gradual y selectiva.
¿Cuántos chinos tienen acceso hoy en día a los puestos mejor pagados o con privilegios? Muy pocos, y si pensamos en porcentajes, es un ínfima parte de la población.
¿Qué hacen los demás chinos? Bueno, ya sabemos, es como un gran hormiguero, trabajan hasta morir, o hasta que pueden. Los productos chinos que invaden nuestros mercados no solo son baratos por su ínfima calidad (es solo una fase que cambiará con el tiempo) sino porque la mano de obra es muy barata, es decir, son en un sentido moderno, esclavos.
Otro dato para agregar: tradicionalmente los padres en su vejez son responsabilidad de los hijos.
Pues bien, aquí llegamos a una interesante disyuntiva, que ya no es tan clara, pero si es tremendamente lógica:
La política de un solo hijo no tiene como objetivo único el control demográfico. Es un asunto estratégico: La competencia es feroz, incluso diría, a muerte. Un exámen al final de los estudios medios determina el futuro de los estudiantes, y de alguna manera hasta de sus padres: Solo unos pocos van a la universidad.
¿Y porqué estratégico?
Los padres ponen TODA su atención es su único hijo, se encargan de prepararlo desde la infancia para el exámen, y después, si acaso lo logran, para competir en la universidad por los buenos puestos.
Es una generación de chinos sobrecapacitada, sobreeducada, acostumbrada a no tener distracciones y a trabajar constantemente, todo el día. Después de la escuela no hay distracciones ni diversiones, hay estudio.
¿Ya nos vamos explicando el crecimiento económico?
Ahora los daños colaterales: Es una generación de chinos sobreestresada, y sobrefrustrada: Los suicidios son tremendamente comunes, simplemente no toleran los errores o los fracasos, porque simplemente no saben hacerlo, porque las espectativas puestas sobre ellos son demasiado pesadas, porque el régimen chino puso en marcha un sistema parecido al de la selección natural, pero hiperacelerado y controlado.
¿Les suena a película o novela futurista y distópica?
¿Alguien duda que una "nueva" superpotencia haya eclosionado del huevo de la historia?
¿La computadora en la que trabajas está hecha en China?