Un asteroide y un cráter lunar llevan su nombre.
Era musulmán y escribía poesía al vino.
Era uno de esos sabios a la antigua, de esos que ya no hay: sabía matemáticas, astronomía, filosofía...
Reformó el calendario en el siglo XII y resultó ser mucho más exacto que el Gregoriano.
Su vida y obra se confunden en la neblina de la leyenda, fue amigo de los otros dos persas que cambiaron la historia de su tiempo: Nizam el Mulk, y Hasan Sabah.
Gracias a él, a varios occidentales se les llamó Omar.
Aquí les dejo un par de fragmentos de sus famosos rubaiyat (cuartetos):
Bebamos, amor, bebamos: todo al olvido invita.
Yo que medito siempre, solamente en dos días
no he querido pensar ni jamás he pensado:
el que está por venir y aquel que ya ha pasado.
Si vino y bellezas hay, pide vino y bellezas,
siéntate junto al agua que el verde prado riega,
deja diablos y hurís al musulmán que crea,
mañana puedes morir si es que mañana llega.
Texto tomado de la traducción castellana (Joaquín V. González) de la versión inglesa de Fitzgerald.
no lo conocía pero me ha encantado, así que ya le he fichado y tengo una pagina con sus poemas... después de leer más si me convence pasaremos al papel, que los libros tienen otro olor y otra consistencia, verdad?
ResponderBorrarbesos
Sharif, muy bello este poema. Tampoco conocía a su autor. Vino y bellezas. El vino da para mucho... me encanta un buen vino y rodearme de cosas que considero bellas. Besos.
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