viernes, 10 de octubre de 2008

209. Un nómada en Estocolmo

«J'ai toujours cru que la littérature c'était comme la mer,
 ou plutôt comme le vol d'un oiseau au-dessus de la mer,
 glissant très près des vagues, passant devant le soleil»

["Siempre he creído que la literatura es como el mar,
o mejor, como el vuelo de un ave sobre el mar,
deslizándose muy cerca de las olas, pasando frente al sol"]
-JMG Le Clézio

 Hace un par de días leía un artículo sobre los "candidatos" a ganar el Premio Nobel de Literatura. Son especulaciones incluso más improbables que en una carrera de caballos, aunque en ocasiones no resultan tan erradas. 
 De entre los premios Nobel, el que despierta más curiosidad y ajetreo antes de ser entregado, es el de Literatura. El ajetreo y la dura crítica después de la entrega se lo lleva, sin duda, el premio Nobel de la Paz, el único que no se entrega en Suecia, sino en Noruega y lo designa el parlamento de ese último país.
 Parece ser que después del asunto Jean Paul Sartre, la Academia Sueca pregunta a algunos candidatos si en el caso de ganar el premio lo aceptarían, aunque esto también queda en la bruma que envuelve el galardón.
 Y bueno, les decía que estaba leyendo un artículo en donde se mencionaba (aunque no en primer lugar) con certero análisis al escritor franco-mauriciano Jean-Marie Gustave (J.M.G.) Le Clézio, y a otros que figuran más o menos cada año. Y precisamente entre ellos están Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, pues la literatura iberoamericana ha sido largamente olvidada en las últimas dos décadas por los jueces escandinavos, ya que el último escritor de lengua castellana en recibir la distinción fue el mexicano Ocavio Paz, en 1990. 
 León Tolstoi, Marcel Proust, Julio Cortázar y Jorge Luis Borges son ejemplos de grandes escritores a los que no se les otorgó el premio y por otro lado, otros mucho menos conocidos en el ámbito internacional han sido, a través de los años, galardonados. Esto solo más que una queja es un comentario, pues considero positivo que autores que escriben en lenguas poco difundidas (y por lo tanto, poco comerciales) sean premiados y después mejor conocidos a causa del Nobel. Tomando en consideración que los miembros del jurado son suecos, el lógico pensar que conozcan mejor a autores escandinavos o de habla inglesa y francesa. También es razonable percatarse que autores como Gao Xingjian lleguen a conocerse por la difusión de sus obras traducidas en el "Occidente".
 Ahora bien, Le Clézio es un escritor de gran calidad, largamente conocido y reconocido. Su obra ha llegado a un sinúmero de países como una metáfora del nomadismo del autor. Ayer, la Academia Sueca otorgó su mayor distinción al "escritor de la ruptura, de la aventura poética, y del éxtasis sensual; explorador más allá y por encima de la civilización reinante". Como bien dijo el presidente francés, Le Clézio es un ciudadano del mundo. Su vida ha transcurrido en diferentes países (por lo menos una década en México, de lo cual su obra es claro testigo) y sus escritos son consecuentemente variopintos y ricos.
 Le Point en un artículo del 24 de Septiembre (antes del anuncio del premio) lo calificó como "un gran monumento francés", aunque hoy 10 de octubre, solo encontramos breves artículos en la sección de cultura de importantes diarios como Le Monde o Libération. Será que contar como el decimocuarto ciudadano francés en recibir este premio ya no es una novedad...

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